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Este domingo celebramos la Inmaculada Concepción de María, un recordatorio de la pureza y el amor de Dios desde el principio de la historia de la salvación. En el libro del Génesis (3, 9-15. 20), escuchamos sobre el pecado original, pero también sobre la promesa de Dios de enviar a alguien que vencería al mal. En la carta a los Filipenses (1, 4-6. 8-11), San Pablo nos invita a vivir en santidad, confiando en que Dios completará la obra buena que ha comenzado en nosotros. Finalmente, el Evangelio de Lucas (1, 26-38) nos presenta la Anunciación, cuando el ángel Gabriel anuncia a María que será la madre del Salvador. Estas lecturas nos recuerdan que María, llena de gracia desde su concepción, es modelo de fe y obediencia. Al reflexionar en su sí, somos invitados a decirle sí a Dios en nuestras vidas.