Domingo de Ramos 

3º DOMINGO DE CUARESMA

En este domingo 3º de cuaresma recordamos el momento en que Jesús entró en el templo convertido en un mercado y todo enfadado gritó: “llevaos esto de aquí, no convirtáis no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. Que vengamos cada domingo al templo a encontrarnos con Dios, que aprendamos a respetar el templo y que vivamos las celebraciones con mucha fe.

3º DOMINGO DE ADVIENTO

En este tercer domingo de Adviento, somos invitados a llevar la buena noticia del Evangelio a los demás, regocijándonos siempre en el Señor y siendo testigos de su luz en el mundo. Que nuestra alegría sea contagiosa y nos impulse a compartir el amor y la esperanza de Cristo con todos los que encontramos. Que el Señor nos dé la fuerza y la gracia para hacerlo.

1º Domingo de Adviento

El Adviento comienza este domingo. En Isaías encontramos una gran súplica para que el Señor intervenga y traiga la salvación a un pueblo que vive en la angustia y en las tinieblas. En el Evangelio Jesús pide una actitud de vigilancia constante, pues él vendrá en la noche del mundo; y san Pablo nos recuerda que los cristianos esperamos la manifestación de Jesucristo. He aquí la gran palabra del adviento: «¡Velad!», la actitud que Jesús nos pide. Significa estar a la altura de lo que somos como hijos de Dios. Es tener los pies en la realidad, los sentidos despiertos para no caer en las idolatrías de este mundo. Significa ser conscientes de la presencia de Dios, poniendo nuestro corazón en los bienes del cielo.

2º DOMINGO DE ADVIENTO

En este segundo domingo continuamos viviendo el Adviento en clave de “preparación”. La creación entera se prepara para la venida del Señor en Isaías. Y en el evangelio, Juan Bautista anuncia al que es fuerte y trae el Espíritu. Mientras llega el día del Señor, el día en que veremos el cielo nuevo y la tierra nueva, la Iglesia recuerda con la carta de Pedro la paciencia de Dios y la necesidad de prepararse para ese encuentro viviendo en paz con él.

34 Domingo Tiempo Domingo, Jesucristo, Rey del Universo

Jesucristo es Rey. Y el suyo es un «reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz». Un reino que va creciendo hasta que sean aniquilados sus enemigos, el pecado y la muerte (2 Lect). Cristo es Rey y Pastor que quiere que todas sus ovejas se salven (1 Lect). «El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar» (Sal resp). Y Cristo vendrá al fin de los tiempos y separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras y, entonces, al atardecer de nuestras vidas seremos examinados sobre el amor (Ev).