
Las lecturas de este domingo nos invitan a la conversión y a confiar en la misericordia de Dios. En la primera lectura (Ex 3, 1-8a. 13-15), Dios se revela a Moisés en la zarza ardiente y le da su nombre: “Yo soy”. Con esto, nos recuerda que Él es un Dios cercano, que escucha el sufrimiento de su pueblo y actúa para liberarlo.
El Salmo 102 proclama que el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en amor.
San Pablo, en la segunda lectura (1 Cor 10, 1-6. 10-12), nos advierte sobre la necesidad de aprender de la historia del pueblo de Israel y no caer en los mismos errores.
En el Evangelio (Lc 13, 1-9), Jesús nos llama a la conversión con la parábola de la higuera. Dios nos da oportunidades para cambiar y dar frutos. Cuaresma es el tiempo para renovar nuestro corazón.