
Este domingo, las lecturas nos hablan de la fidelidad de Dios y de la transformación que Él quiere obrar en nosotros.
En la primera lectura (Gen 15, 5-12. 17-18), vemos cómo Dios sella una alianza con Abrahán, asegurándole que su descendencia será tan numerosa como las estrellas. Esto nos recuerda que Dios cumple siempre sus promesas.
El Salmo 26 proclama: “El Señor es mi luz y mi salvación”, animándonos a confiar en Él, incluso en los momentos difíciles.
San Pablo, en la segunda lectura (Flp 3, 17 — 4, 1), nos invita a seguir el ejemplo de Cristo, quien transformará nuestra vida y nos dará su gloria.
En el Evangelio (Lc 9, 28b-36), Jesús se transfigura en el monte, mostrando su gloria a los discípulos. Cuaresma es un tiempo para dejarnos transformar por Dios y acercarnos más a su luz.