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Las lecturas de este domingo nos recuerdan la importancia de la Palabra de Dios en nuestra vida. En el libro de Nehemías, el pueblo escucha atentamente la Ley de Dios y se llena de alegría al comprender su mensaje. El salmo nos dice que sus palabras son espíritu y vida, porque nos guían y fortalecen.
San Pablo nos enseña que todos somos parte del cuerpo de Cristo. Aunque somos diferentes, cada uno tiene una misión dentro de la comunidad. Nadie es más importante que otro; todos somos necesarios.
En el Evangelio, Jesús proclama en la sinagoga que Él es el cumplimiento de la Escritura. Ha venido a traer la Buena Nueva, a liberar y sanar. Su mensaje sigue siendo actual: Dios nos llama a vivir en su amor y a compartirlo con los demás.