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En este último domingo de Adviento, la liturgia nos invita a contemplar la cercanía del nacimiento de Jesús. En la primera lectura, del libro de Miqueas (5, 1-4a), el profeta anuncia que de Belén, una pequeña aldea, surgirá el Mesías que será el pastor y salvador de su pueblo. La carta a los Hebreos (10, 5-10) nos recuerda que Cristo vino al mundo para cumplir la voluntad del Padre, ofreciéndose a sí mismo como el sacrificio perfecto para nuestra salvación. Finalmente, el Evangelio de Lucas (1, 39-45) nos presenta el encuentro entre María e Isabel, lleno de gozo y esperanza. Isabel, llena del Espíritu Santo, reconoce a María como la madre del Salvador y alaba su fe. Estas lecturas nos animan a vivir este tiempo con confianza y humildad, preparando nuestros corazones para recibir a Jesús, que viene a darnos vida y paz.