Todo el camino cuaresmal apuntaba a esta semana, nuestra mirada se fijaba en gestos que nos evocaban el “Misterio Pascual de Señor Jesús”. Nos hemos ido preparando con espíritu de conversión. Ahora celebramos en comunión con toda la Iglesia. Y comenzamos significando la entrada vitoreada y aplaudida de Jesús en Jerusalén en medio del ambiente festivo de la pascua.
Pero este día es de claroscuro, es domingo de pasión. Si por un lado aparece el piropo y la alabanza, por otro asoma el rechazo y la pasión.
Domingo de Ramos es el umbral de una semana llena de revelación y testimonio. Entremos en ella con verdadera actitud cristiana y con el deseo de fortalecer la conversión pascual.